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El fondo y la forma se constituyen dentro de la pintura como una fundante en la evolución de todo
artista,
el componente estético se encamina dentro de la subjetividad de lo que se percibe y se plasma en la
sensibilidad
para que en el proceso de afectación y percepción cada uno considere una obra como bella.
Este componente en su conjunto reúne la evolución, el arraigo por una naturaleza cada vez más
distante del hombre,
dados los procesos enajenantes de la modernidad. Volver a recuperar la dimensión, la envergadura de
lo que le
es propio, la grandeza de lo que nos provee y que siempre está ahí siendo de todos y de ninguno. Son
componentes
apreciativos de la obra de Julia Cecilia Corredor, que envuelven diferentes matices pictóricos
referidos a la
armonía del paisaje que se muestran dentro de una línea de trabajo que aparece con la época dejando
ver las
diferentes facetas de su ser arte.
Las tonalidades y la aplicación del color a través de lo que la obra muestra en el transcurrir del
movimiento de
los tonos y la suavidad e intensidad del pincel, van desarrollando un cambio dentro de la creación
artística. La
transformación del color denota ciertos elementos que se relacionan con la personalidad y la forma
de sentir y
de expresar la semejanza con lo real, la simulación de algo que se vive, pero ciegamente no se
capta.
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